"Las dificultades se vuelven problemas por la falta de opciones. Apenas abrimos caminos, las dificultades se disuelven"

M.H. Erickson

Nuestro planteamiento de base es el de realizar una intervención breve, es decir que implique  el menor número de sesiones posible.

La concepción de que los problemas psicológicos requieren intervenciones prolongadas ha ido perdiendo vigencia en las últimas décadas, gracias al desarrollo de los distintos enfoques de terapia breve.

Así con este planteamiento, el proceso terapéutico se transforma en una continua colaboración entre la persona y el profesional, lo que constituye uno de los factores que acortan la duración de la terapia. Una vez determinados los objetivos y metas que la persona desearía conseguir con ayuda de la terapia, de común acuerdo, cliente y terapeuta pueden incluso concretar un número de sesiones para conseguirlos.

Así, por ejemplo, pueden establecerse un conjunto de cinco o diez sesiones, al término de las cuales se evalúan los resultados conseguidos y se decide el curso de la terapia o la finalización del proceso si los objetivos han sido conseguidos.

Otra característica de los procesos de terapia breve, es el hecho de que le cambio terapéutico debe darse en el contexto habitual de la persona y no exclusivamente en la sesión. Para ello proponemos realizar tareas que la persona puede llevar a cabo en su medio natural con la finalidad de ampliar o facilitar el cambio deseado.

En cuanto a la periodicidad de las sesiones, en un inicio son de carácter semanal pasando a ser quincenales, y mensuales progresivamente a medida que van sucediéndose los cambios, hasta la finalización del proceso que de nuevo es pactado con el cliente.